Amigos, si seguimos en esta evolución tijeril,
el horizonte que tenemos a la vista, el que nos espera, es el del pan y el
agua. En estos momentos la investigación y la cultura se resienten, lo que
provocará un país limitado y sin recursos. La economía de las familias está en
declive, pero con todos los recortes que nos cercan y que seria largo de
enumerar, peor aun seria que el pan de cada día, se convierta en pan amargo, lo
que sucederá si nos empujan a repetir tiempos pasados, donde las libertades
estaban limitadas y el sentir de los ciudadanos, vetado de expresión, teniendo
esta que respirar tan solo bajo la piel.
Un amigo me comento hace unos días lo
sorprendido que estaba, de que siendo yo siempre tan crítica y reivindicativa
con los problemas y las injusticias sociales, aun no me hubiera hecho eco de la
lucha que los mineros están teniendo en defensa de sus derechos. ¿Saben que le
conteste?. ¡Amigo mio!, no creas que
ello me deja indiferente, todo lo contrario. Pero yo que en su día manifesté
que les estaban quitando a los jubilados españoles la barra de pan diaria de
encima de la mesa, imagínate quien me duele más, los jubilados. Pues ellos, los
mineros, aun tienen mucho coraje en el cuerpo y fuerza para resistir, unos bajo
tierra y otros compañeros, suficiente indignación que hace a sus pies caminar
siguiendo la estela de sus reivindicaciones hacia Madrid despertando a su paso
la atención y el compromiso junto al apoyo de muchos españoles. Pero amigo mio,
nuestros jubilados, son los débiles y como siempre, el árbol se rompe por la
parte más débil. Ellos, ya han librado la batalla de la vida, tienen sus
fuerzas menguadas, y han cotizado décadas por el derecho a vivir el tiempo que
les quede sin sobresaltos, pues se lo han luchado, trabajado y ganado. Y
después de largos años de esfuerzo, ahora entre otras cosas, les han subido el
gas y la luz. Como a todos me dirás, si, pero no todos están tan reducidos en
sus ingresos. Y por si fuera poco ni fuerzas, ni derecho tienen para tener un
trabajo extra que engorde sus mensualidades y aun encima les cae la sombra del
copago, pagar sus medicamentos, es exprimirles el bolsillo, y muchos con el
desembolso de ese gasto mensual en la farmacia, ya no solo les han arrebatado
su pan diario, también los alimentos de la mitad del mes. Y la pregunta que yo
me hago, es si algunos llegaran a ver salir el sol del día en el que les
devuelvan esos dineros. Estos jubilados, los nuestros, que no necesitan que les
liberen cuentas para sacar a un hijo de la cárcel. Uno por que no tienen
cuentas y otros por que no podrían pagar esos 200.000 €, aquí me quedo….
Los jubilados que a mi me rozan la piel, son
los que hasta ahora se podían permitir el periódico en la mañana y el café en
la tarde.
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