12 agosto 2012

Horizonte

Amigos, si seguimos en esta evolución tijeril, el horizonte que tenemos a la vista, el que nos espera, es el del pan y el agua. En estos momentos la investigación y la cultura se resienten, lo que provocará un país limitado y sin recursos. La economía de las familias está en declive, pero con todos los recortes que nos cercan y que seria largo de enumerar, peor aun seria que el pan de cada día, se convierta en pan amargo, lo que sucederá si nos empujan a repetir tiempos pasados, donde las libertades estaban limitadas y el sentir de los ciudadanos, vetado de expresión, teniendo esta que respirar tan solo bajo la piel.

Un amigo me comento hace unos días lo sorprendido que estaba, de que siendo yo siempre tan crítica y reivindicativa con los problemas y las injusticias sociales, aun no me hubiera hecho eco de la lucha que los mineros están teniendo en defensa de sus derechos. ¿Saben que le conteste?.  ¡Amigo mio!, no creas que ello me deja indiferente, todo lo contrario. Pero yo que en su día manifesté que les estaban quitando a los jubilados españoles la barra de pan diaria de encima de la mesa, imagínate quien me duele más, los jubilados. Pues ellos, los mineros, aun tienen mucho coraje en el cuerpo y fuerza para resistir, unos bajo tierra y otros compañeros, suficiente indignación que hace a sus pies caminar siguiendo la estela de sus reivindicaciones hacia Madrid despertando a su paso la atención y el compromiso junto al apoyo de muchos españoles. Pero amigo mio, nuestros jubilados, son los débiles y como siempre, el árbol se rompe por la parte más débil. Ellos, ya han librado la batalla de la vida, tienen sus fuerzas menguadas, y han cotizado décadas por el derecho a vivir el tiempo que les quede sin sobresaltos, pues se lo han luchado, trabajado y ganado. Y después de largos años de esfuerzo, ahora entre otras cosas, les han subido el gas y la luz. Como a todos me dirás, si, pero no todos están tan reducidos en sus ingresos. Y por si fuera poco ni fuerzas, ni derecho tienen para tener un trabajo extra que engorde sus mensualidades y aun encima les cae la sombra del copago, pagar sus medicamentos, es exprimirles el bolsillo, y muchos con el desembolso de ese gasto mensual en la farmacia, ya no solo les han arrebatado su pan diario, también los alimentos de la mitad del mes. Y la pregunta que yo me hago, es si algunos llegaran a ver salir el sol del día en el que les devuelvan esos dineros. Estos jubilados, los nuestros, que no necesitan que les liberen cuentas para sacar a un hijo de la cárcel. Uno por que no tienen cuentas y otros por que no podrían pagar esos 200.000 €, aquí me quedo….

Los jubilados que a mi me rozan la piel, son los que hasta ahora se podían permitir el periódico en la mañana y el café en la tarde.

No hay comentarios: