07 agosto 2012

El Torrente Emocional.

Gestionar, conocer y dirigir el mundo de las emociones personales por su amplitud, profundidad, complejidad y misterio, es de todo punto imposible. Para las personas mas frías y cerebrales puede resultar más factible por que se implican menos y sufren menos, ya que ven la vida pasar desde un ángulo o altura más distante. Se asientan en una isla protegiéndose y asentándose del resto del mundo. Pero también es cierto que al protegerse o adiestrarse en esa dinámica de no implicación emocional, o tal vez por que lo lleven escrito en su campo o corteza cerebral y ADN o quizás por sentir y tener su corazón navegando por mares más fríos, tienen por ello minimizadas las grandes emociones, las grandes alegrías que a veces la vida sorprendentemente nos regala. Estas personas suelen ser menos entregadas en el amor, y ello puede proporcionarles un antídoto no contra la picadura de víbora, pero si contra las decepciones, desencantos y penas de amor que nos depara el vivir. Así que hoy voy a hablaros no de estas personas frías y corazón de hielo, hoy lo haré del común de los mortales, de la gran mayoría de “los apasionados”, de los que os entregáis os implicáis, de los que entráis en una nueva emoción sin armadura, sin paracaídas y sin chaleco salvavidas, de los que yo formo parte, he de confesarlo. De esos los un poco inconscientes, que iniciando el vuelo, vemos a la azafata explicando rutinariamente los códigos a seguir ante una emergencia y la sentimos y escuchamos como algo lejano y que tiene nada que ver cono nosotros, o como el sermón que nos oscurece la fiesta cuando estamos apunto de comenzarla.

Bien, pues si pertenecéis a este florido y amplio grupo, seguro que sabréis que somos más propicios a caer en el error de dar nuestra confianza a personas que muchas veces no se la merecen y que nos defraudan cuando les hacemos una confidencia personal, y luego tenemos la certeza de que han ido divulgando nuestras intimidades. También es muy decepcionante comprobar que esa persona en la que hemos puesto total confianza, nos miente y más decepcionante es cuando nos traiciona en el amor, el novio, el esposo, el amante y por qué no, el amigo o amiga. Es en esos momentos cuando los más entregados pensamos que tal vez nos iría mejor siendo mas fríos  y distantes. Pero amigos, admitámoslo, ello seria casi de todo punto imposible, ya que nacemos con un sentir y aunque intentemos cambiar iríamos a contracorriente y nadar siempre así seria agotador, y el esfuerzo seguro nos vencería. Miremos pues la parte positiva de ser como somos, pues también cuando la felicidad y la alegría nos roza la piel, el sentimiento y el corazón, somos más felices. FELICES con mayúscula y a lo grande, algo que al fin compensa y con creces ese tiempo en que hemos sufrido. Además podemos ser más afortunados que los fríos, esos que se mueven en quietud de sentires, ya que según nos explica el doctor “Mario Alonso Puig”, la confianza, el entusiasmo y la ilusión, pueden tener un efecto favorable en la salud, ya que recientemente nos dice, se han hecho estudios con una tecnología de neuro-imagen y el resultado prueba que cuando una persona esta ilusionada y confiada frente al desafío, su cerebro funciona mejor que cuando se siente, amedrentada. Y dice este estudio, que las personas más propicias al entusiasmo y a la ilusión tienen un impacto positivo en la salud.

Así que amigos, nosotros, los entusiastas, somos más proclives a llevar decepciones, pero parece ser que ello refuerza nuestro sistema inmunitario, así que el ser menos contenidos y austeros emocionalmente, hoy sabemos que es sinónimo de mejor salud. Este doctor afirma que una emoción negativa, debilita el sistema inmunitario durante seis horas. En este tiempo social convulso, lleno de incertidumbre miedos y temores, la fuerza y el dinamismo de personas positivas es crucial para uno mismo y para transmitir y ayudar a otros a cruzas días de sombras. Sabemos que las palabras son una forma de energía que transmiten vitalidad y si tienen un anclaje de fuerza, esperanza e ilusión al contrario que el latiguillo de abatimiento y derrota de los pesimistas, es esta palabra positiva, un arma eficaz y a nuestro alcance, el de las personas optimistas que puede ser un regalo de total relevancia para los que nos rodean ya que nuestras palabras pueden ser un punto de luz en la oscuridad y el motor que nos haga a todos seguir adelante y dejar atrás días de sombras.

1 comentario:

jorge dijo...

La parte final de tu alocución (oí esta palabra y me gusta) me recordó algo de Marinetti, un poco anterior o quizá precedente del manifiesto futurista de hace más de un siglo:
"El progreso humano exige cada vez más del alma de los jugadores de azar, del olfato de los sabuesos, de la temeraria intuición del aviador, de la ensibilidad del medium, y de la predicción del poeta".
Bueno, eh?
Por cierto, Marinetti era coleguita de nuestro Gómez de la Serna.
Un abrazo de la media naranja radiofónica.