
Tengo el poder de cobijar en mi pecho al niño que de mí, nació ayer, y ternura suficiente para regalarle mientras los años le hacen crecer y correr.
¡Soy mujer!, que sutil sabe ser cuando el hombre se aquieta, porque le fallan las fuerzas y en el remolino difícil del destino, no sabe que hacer.
¡Y como toda mujer!, cuando el techo del hogar amenaza derrumbarse en medio del caos, saca fuerzas de flaqueza para apuntalar los muros y que resista nuevos y fríos inviernos y lleguen a otras primaveras.
¡Soy la que espera!, ¡la que renuncia! ¡la que cubre las grietas que ponen en riesgo la relación de pareja!, ¡soy la que sonríe de oreja a oreja cuando el carácter de uno y otro amenazan gresca!
¡Soy, en definitiva, la que sabe el secreto y se calla para que la familia vaya como la seda!
¡Soy, la que se hace vieja, esperando ver cumplidos sus sueños cuando ya ninguna mano necesite tirar de ella!
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